La terapia cranesacral fue desarrollada por el osteópata Dr.William G. Sutherland (1872-1954), quien descubrió que los huesos del cráneo no están fusionados sino que se mueven y que este movimiento tenía una gran importancia fisiológica.
Con el tiempo, comenzaron a enseñar la terapia craneal a los no osteopatas. A mediados de la década de 1980, John Upledger creó el término ‘terapia craneosacral’. Esta modalidad finalmente se fue desarrollando separada de la osteopatía craneal.
A finales de 1980, Franklyn Sills desarrolló una aproximación que incluía un modelo más completo de trabajo con procesos de trauma, una orientación a las expresiones más profundas de la salud, el uso de la intención más ligera y un reconocimiento de la naturaleza holística del cuerpo humano. Fue aquí cuando nació la Terapia Craneosacral Biodinámica
Se basa en el principio de la existencia de una pulsación rítmica sutil que emerge en los tejidos y fluidos del núcleo del cuerpo, que se denomina Impulso Rítmico Craneal (IRC). El ritmo generado por la fluctuación del líquido cefalorraquídeo en su circulación a través del “cerebro-médula espinal-sacro”.
Este impulso puede ser percibido como un movimiento respiratorio sutil en todas las estructuras que componen el sistema craneosacral y se transmite a todos los órganos y tejidos corporales.
La potencia y calidad con que emerge y se transmite este impulso a todo el organismo determina su estado de salud y vitalidad.